22 marzo, 2024

REFLEXIONES

Desde un enfoque holístico y humanista, exploremos lo que ocurre cuando se nos diagnostica la enfermedad de Párkinson. Como bien sabemos los afectados por esta dolencia, para el médico, el diagnóstico se basa en la presencia clínica de los síntomas cardinales, ya que aún no disponemos de pruebas complementarias específicas para este proceso. Sin embargo, en un alto porcentaje de casos, el paciente ha estado experimentando una serie de molestias que, por sí solas, no implican necesariamente una patología o incluso pueden apuntar a otro trastorno completamente diferente. Estos síntomas no motores son familiares para muchos de nosotros: alteraciones del estado de ánimo como ansiedad o depresión, trastornos del sueño con somnolencia diurna excesiva, entre otros.

Recientemente, un compañero enfermero que trabaja en una consulta de neurología me contó una experiencia interesante. Un paciente al que se le comunicó que tenía Párkinson respondió de manera inesperada: “Es casi un alivio que me diagnostiquen Párkinson. Hasta ahora me habían dicho que mi malestar se debía al estrés laboral y la ansiedad. En cierto modo, es reconfortante saber que hay una razón física detrás de mi incapacidad para sobrellevar el trabajo”.

Sin embargo, esta reacción no es la norma. La mayoría de los pacientes nos enfrentamos al miedo al futuro, al miedo a lo desconocido. Por lo tanto, es crucial considerar cómo se comunican estas noticias impactantes. Además, a menudo estamos acompañados por un familiar que, aunque mantenga una expresión imperturbable, también lleva la carga emocional internamente. Por lo tanto, incluir al familiar en esta ecuación es fundamental para brindar un apoyo completo durante este proceso tan delicado.

En un video de un seminario sobre la enfermedad de Párkinson, impartido por personal sanitario y dirigido principalmente a la población en general, una señora, claramente afectada, se levantó y expresó lo siguiente:

“Por favor, consideren los efectos que el diagnóstico también tiene en el cónyuge. El impacto puede ser igual de significativo, y los efectos a largo plazo pueden ser graves, ya que deben apoyar a un ser querido mientras observan cómo atraviesa toda la enfermedad”.

Este testimonio me lleva a reflexionar sobre la importancia de brindar información y consejos sobre la enfermedad. Es fundamental que esta información genere un cierto grado de optimismo: a pesar de que la enfermedad de Párkinson suele progresar lentamente, en la actualidad contamos con un arsenal terapéutico crucial para mantener los síntomas bajo control y garantizar una buena calidad de vida durante gran parte de la evolución de la enfermedad.

Para concluir, quiero compartir algunos dichos tradicionales del refranero español que se relacionan con lo mencionado hasta ahora:

Al pan, pan; y al vino, vino: Debemos hablar con claridad y llamar a las cosas por su nombre, sin disfrazarlas. 

A lo hecho, pecho: Significa que debemos afrontar las situaciones tal como son. 

Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija: Es importante rodearse de personas positivas y leales.

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy: La vida es incierta, así que es mejor aprovechar el momento y no dejar nada pendiente. Como decía el poeta Horacio: “carpe diem, quam minimum credula postero” ( Abraza el día y dale el mínimo crédito al futuro).

Poco a poco se llega antes o vísteme despacio que llevo prisa: Las cosas a su debido tiempo, como la maduración justa.

Dios aprieta pero no ahoga: A pesar de las dificultades, siempre hay esperanza y posibilidad de superar los obstáculos.



Hasta la próxima entrada.

Ramón, un paciente

 


P.D. He subido más material a la página de REFERENCIAS Y MATERIAL ADICIONAL


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